No tenerla, una tortura

Colgao de su sostén
peligroso precipicio
abajo su coño en llamas diciéndome ven.

Me derramo por su pecho
como el vino en el mantel
sin querer…
sin poder aguantarme.

Muerdo del hambre
ella me araña
me arranca la carne.
Su veneno me enferma la sangre
me sube la fiebre.

Soy esclavo de su sexo
adicto al roce
de mi piel con la suya
hasta que saltan chispas
hasta que el sol se apaga.

Muero sin aire en la cama
con sus gemidos de placer
ahogados contra la almohada.

Lleva te quiero escrito en los labios
cada beso me contagia la enfermedad sin cura
amarla sin medida
y no tenerla una tortura.

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