Mi visita por este lugar llamado vida

327h

Yo y mi rencor en esta hoguera de sentimientos. Humo de colores que cambian de parecer según lo que tire a las llamas. Las llamas llegan al techo, pintando el arco iris que todo niño desea ver. Un arco iris con principio y fin. El crepitar me hipnotiza y me dejo llevar por el trance, viajando por el tiempo, recorriendo mis días del primero al último. Desde mi nacimiento hasta la madrugada de este domingo sin resurrección, sin más oportunidades.

Cogí la mejor versión mi mismo y la mezclé con las cenizas que mas tarde tenía pensado tirar al mar. Arrojé arena sobre el fuego, inundando de oscuridad mis ojos. No veía nada y comprendí que todo lo que me quedaba por ver estaba dentro de mi mismo, entre carne, huesos y flujos. Comprendí que el mañana no existe y que no puedo prepararme para lo inevitable pues sucederá tarde o temprano. Decidí que lo que verdaderamente importa es el «ahora´´ y el camino que recorrí para llegar hasta aquí. Todos los ríos de lágrimas que crucé. Todos los muros que detoné para seguir caminando. Me dí cuenta del placer de lo efímero y de lo insignificante que puede ser prometerse a uno mismo lo que sucederá mañana. Porque es posible que mañana decida hacer otra hoguera para quemar todo lo que pensé hoy.

Si crees que me equivoco, bien por ti. Me la suda. Solo son cosas que cavilo mientras camino hacia el mañana, cada vez más cerca de la muerte. Son solo cenizas que más tarde tiraré al mar en el que puede que termine mi visita por este lugar llamado vida.

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