Fuego camina conmigo

Estamos en ese punto en el que nos odiamos el uno al otro, y nos cuesta mirarnos a los ojos. No estoy siendo sincero contigo, creo que nunca lo fui con nadie. A veces pienso que basamos nuestra vida en mentiras que a nadie le importan, pero nadie quiere sentirse engañado.

Estamos divididos por nuestras limitaciones autoimpuestas, sin dejarle una opotunidad a la verdad oculta y la mentira se acaba conviertiendo en una rutina que soporta la realidad como los puntales de un edificio en ruinas. Todo esto parece demasiado abstracto, pero que es la realidad sino una libre interpretación de nuestros sentidos en un espacio lleno de estímulos.

La contaminación es inminente y no puedo hacer otra cosa más que odiarte porque tú me odias y vuelta a empezar. Aumenta el cauce, el río se desborda y resulta más sencillo pedir perdón que actuar en consecuencia.

Puede que solo tenga sentido para mi y que este odio infinito que compartimos tú y yo sea algo especial, porque puede que sea lo más orgánico que sale de mis pensamientos.

Te odio tanto que me enfada tu reflejo en cualquier parte. Es como si no tuviera una razón de existencia más que esta y todo lo demás no importara. Siempre alerta, preparado para la ofensiva. Siempre preparado para cruzarme con tu mirada y acabar con tu vida aprentando un simple botón.

Sueño con ello y despierto ansioso, pero los sueños solo se hacen realidad si se convierten en tu ambición. No puedo vivir con el único objetivo de terminar con tus días. Todo esto me mata a mi también, y sé que en cualquier momento puedes salir victorioso en esta guerra interminable. Pero en las guerras nunca gana nadie, todos pierden. Por eso sé que el odio le da sentido a mi vida y me mantiene vivo.

Estamos en ese punto en el que nos odiamos el uno al otro y ponerle fin de cualquier forma confirmaría la debacle y le quitaría cualquier sentido a despertarme por las mañanas. Prefiero que sigas vivo para demostrate sin vacilar, que te necesito para seguir en pie de guerra. Es como el amor hilarante e insoportable pero que nunca quieres que termine.

Vuelta al principio en este camino lleno de curvas, baches y trampas. Donde no hay rumbo y simplemente consiste en tratar que el oponente se tropiece para aprovechar el momento de debilidad y cortarle el cuello.

No hay amigos, no hay apego, no hay respeto. Fuego camina conmigo. Cada vez más deprisa. Durante un rato no sentirías nada. Y luego te conviertes en fuego. Para siempre… Y los ángeles no te ayudarían. Porque se habrán marchado.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.