Creías que la mentira era gratis

el

Tengo el arte de confesarme con palabras disfrazadas. Como apuñalándote y tu mirando hacia otra parte. A la mentira la cubre un corro de hadas danzando y cantando una dulce melodía, embriagando con sus movimientos, haciendo que pierdas la atención sobre lo que sucede más allá.

Tengo el arte de enmascarar culpables. Maquillaje de lujo para personajes de élite y una escabrosa huida a toda velocidad escapando de enanos montados en ponis disparando confeti.

A veces el secreto reside en la dieta. Tener por costumbre comer mierda asegura una tremenda sorpresa al recibir de guarnición pan con gusanos y carne podrida gratis. La mentira, solo para los paladares más ignorantes, conserva su frescura por siempre en la memoria del buen comensal. Por eso es más facil engañar a una persona que convencerla de que vive engañada.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.